En los últimos cinco siglos, antes de que existieran las actuales vías de comunicación, Puntagorda estaba atravesada por diversos caminos. El principal era el camino de la Cumbre, también conocido como la Ruta de la Tea, que conectaba Puntagorda con el resto de la isla, especialmente con Santa Cruz de La Palma, partiendo del antiguo templo de San Mauro. Esta ruta estaba señalizada por pinos históricos, cada uno con su propio nombre y narrativa:
Pino de los Garabatos (1.633 m s.n.m., Trocha del Reventón), Pino de los Sauceros (1.611 m s.n.m., Pila los Sauceros), Pino del Chupadero (1.210 m s.n.m.), Pino de los Medios (992 m s.n.m., cerca del mirador de Fátima), Pino de la Virgen (673 m s.n.m.), Pino del Calvario (620 m s.n.m.).
Otros pinos registrados en la toponimia incluyen:
Pino de los Gallegos (709 m s.n.m.), Pino de Garome (901 m s.n.m.), Pino de las Corujas (525 m s.n.m.), Pino de la Angarilla (437 m s.n.m.), Pino de la Barbolana (638 m s.n.m.), Pino de las Piedras Altas (390 m s.n.m.), Pino del Rayo (1.392 m s.n.m.).
Estos árboles siempre han asombrado por su majestuosidad y magnificencia.
Puntagorda es un pueblo embellecido por sus pinares, siendo uno de los más emblemáticos el venerado Pino de la Virgen, situado a 673 m s.n.m. Este pino destaca por su tamaño y por la hornacina en su tronco que alberga la imagen de la Virgen del Pino, ubicada en el centro del barrio de El Pueblo, frente al Ayuntamiento de Puntagorda, y está representado en el segundo cuartel del blasón municipal.